Nuestro pasado
La historia empresarial en nuestro país tiene a menudo unos rasgos comunes: emprendedores con visión de futuro inician con su esfuerzo, a menudo titánico, proyectos que legarán a sus herederos y sucesores con la ilusión de verlos crecer y perpetuarse.
Badia Corredoria d’Assegurances es un ejemplo paradigmático.
La empresa nació el año 1923, ahora hace cien años. Su fundador, Lluís Olivé Grau, por aquel entonces un mayorista de grano, firmó el contrato de colaboración con la compañía de seguros francesa Abeille Paix Vie, establecida en España desde el año 1878. Según la documentación de la que se dispone, el primer bien asegurado fue el carro de un masovero de la finca Can Granota, situada en la Torreta (La Roca del Vallés). La segunda póliza fue un seguro de accidentes a nombre de los señores Ripoll, tratantes de ganado. Así pues los primeros contratos cubrían bienes relacionados con el mundo rural: una tartana, un pajar, un carro, una bicicleta…
En aquel tiempo los seguros eran poco usuales. Por eso el señor Olivé y su asociado y yerno, Manuel Badia Duran, tenían que salir a buscar a los posibles clientes. El mejor lugar era el popular mercado de Granollers de los jueves, bajo la “Porxada”. Allí se hablaba con el payés, se apalabraba el seguro y a continuación se firmaba el contrato en el domicilio del interesado. La novedad empezó a cuajar y se extendió entre las pequeñas industrias y servicios, como talleres, garajes o constructoras de obras, entre otros.
Un cuarto de siglo más tarde las oficinas iniciales en la calle Josep Umbert ya se habían quedado pequeñas. Lluís Olivé y Manuel Badia tuvieron que buscar un local apropiado para ampliar la empresa. Ambos se habían fijado en un edificio emblemático situado en el centro neurálgico de Granollers, en la plaza de la Corona 17, conocido con el nombre de Casa Paula Piñol. No fue un objetivo fácil, la propiedad se resistía a la venta, pero la tenacidad y el buen hacer de los dos socios finalmente consiguieron su objetivo y la Corredoria d’Assegurances Badia, todavía con el nombre de Seguros l’Abeille en el balcón, se trasladó a la nueva ubicación en el año 1949. Hasta el día de hoy.
El edificio, construido el año 1900 por el arquitecto Manuel Guitart i Codorniu, es una auténtica joya arquitectónica de estilo ecléctico, situado en una ubicación estratégica de la ciudad. La fachada, las vidrieras, el pavimento hidráulico, la artesanía de metalistería y de ebanistería, así como las pinturas sobre tela superpuestas a las paredes, nos hablan de un tiempo en el que el trabajo bien hecho tenía prioridad sobre el tiempo.
El acierto de la nueva ubicación se confirma con los años. La planta baja de la finca ha sido desde entonces la sede de Badia Corredoria d’Assegurances, al tiempo que los pisos superiores servían de vivienda a las sucesivas generaciones de la familia Badia, que supieron hacer un hogar acogedor sin perder la esencia de los espacios.
Hoy, los señores Olivé i Badia estarían orgullosos al ver como sus herederos han mantenido y ampliado su legado. En primer lugar, por la admirable muestra de respeto y reconocimiento de sus descendientes al llevar a cabo la rehabilitación y preservación de un edificio histórico de la ciudad de Granollers, del que los dos socios se habían enamorado.
En segundo lugar, apreciarían la impecable y dilatada trayectoria en la dirección y gestión de esta empresa familiar, con vocación de formación e innovación constantes, que la han llevado a representar en la provincia de Barcelona a Willis Towers Watson Networks, una de las corredurías más importantes del mundo. Un reconocimiento que debe empezar por su sucesor directo, el señor Josep Lluís Badia Olivé, seguido por su hijo Manel Badia Almirall, y su hija Anna Badia Almirall, y prolongarse a una nueva generación encabezada por Manel Badia Basolí.